La reciente decisión de la administración de Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones mexicanas ha encendido alarmas en los sectores económico, comercial y social de ambos países. La medida pone en jaque la estabilidad del T-MEC y plantea dudas sobre el futuro de la relación comercial entre México y Estados Unidos. Ante este panorama, surgen cuestionamientos clave: ¿cuáles serán las repercusiones a largo plazo? ¿Qué estrategias implementará México para mitigar el impacto y responder a este desafío?
¿Qué son los aranceles y cuál es su impacto?
Los aranceles son impuestos aplicados a productos importados con el fin de encarecerlos y proteger la producción nacional. En el caso de Estados Unidos, el importador asume el pago del arancel al ingresar la mercancía, pero este costo suele trasladarse a los consumidores finales, elevando los precios y reduciendo su poder adquisitivo.
Además, los aranceles encarecen los insumos importados, afectando la competitividad de las empresas que dependen de ellos y generando presiones inflacionarias. A nivel comercial, pueden desencadenar represalias por parte de otros países, afectar acuerdos como el T-MEC y generar incertidumbre, lo que desincentiva la inversión y debilita el comercio bilateral.
Trump endurece su política arancelaria
Donald Trump anunció que, a partir del 4 de marzo, su administración impondrá un arancel del 25% sobre todas las importaciones provenientes de México y Canadá. Además, los productos energéticos canadienses, como el petróleo y la electricidad, estarán sujetos a un arancel adicional del 10%. Según Trump, la medida busca presionar a ambos países para que refuercen sus esfuerzos en la lucha contra el tráfico de drogas, en particular el fentanilo.
China también será blanco de nuevas restricciones comerciales. El actual arancel del 10% sobre sus importaciones se duplicará al 20%, con el argumento de que China debe intensificar el control sobre la exportación de precursores químicos utilizados en la producción de fentanilo.
Además, a partir del 2 de abril de 2025, Trump implementará los llamados “aranceles recíprocos”, una estrategia que pretende equiparar los impuestos que otros países aplican a los productos estadounidenses con los aranceles que EE.UU. impone a sus importaciones.
Razones detrás de los nuevos aranceles
Trump justifica la imposición de aranceles como parte de su estrategia para proteger la economía estadounidense y reducir el déficit comercial. Ha acusado a México de permitir una “invasión migratoria masiva”, señalándolo como responsable del aumento en la delincuencia, el tráfico de drogas y la presión a la baja sobre los salarios en EE.UU. Sin embargo, los datos indican que los cruces fronterizos han disminuido en comparación con los niveles récord de 2023.
Más allá del discurso político, los aranceles también funcionan como una herramienta de presión en temas clave como migración y seguridad fronteriza. Además, la estrategia de Trump busca incentivar la producción nacional y generar ingresos adicionales para financiar su agenda fiscal, en línea con su visión proteccionista, aunque con el riesgo de afectar el comercio regional y la estabilidad del T-MEC.
Industrias y sectores afectados por los aranceles
La imposición de aranceles representa un golpe significativo para la economía mexicana, cuya relación comercial con Estados Unidos abarca desde la industria automotriz y los semiconductores hasta el sector energético y los productos agrícolas. En 2023, las exportaciones de manufactura automotriz y electrónica alcanzaron aproximadamente 200,000 millones de dólares, lo que representó el 46% del total de las ventas de México a EE.UU., según la Secretaría de Economía.
Entre los sectores más vulnerables destacan:
- Automotriz y Autopartes: La industria más expuesta, con un alto grado de integración en la cadena de suministro de Norteamérica.
- Electrónica y Electrodomésticos: Incluye pantallas, computadoras, refrigeradores y otros bienes de consumo.
- Equipo Médico y Farmacéutico: Afecta el suministro de dispositivos esenciales y medicamentos.
- Acero, Aluminio y Semiconductores: Sectores clave para la manufactura y la infraestructura industrial.
- Alimentos y Bebidas: Productos como frutas, verduras, cerveza y tequila también enfrentarán mayores costos.
De acuerdo con S&P Global, los sectores automotriz y de equipos eléctricos son los más expuestos, debido a su fuerte dependencia del comercio con EE.UU. y la integración de sus cadenas de producción.
Impacto económico de los aranceles en México y EE.UU.
México es el principal socio comercial de Estados Unidos, con más del 80% de sus exportaciones dirigidas al mercado estadounidense. La imposición de aranceles generará disrupciones en las cadenas de suministro, especialmente en sectores como el automotriz, donde autopartes y componentes cruzan la frontera varias veces antes del ensamblaje final. Si cada cruce aduanero implica un nuevo gravamen, los costos de producción se dispararán, obligando a las empresas a replantear sus estrategias de manufactura y reduciendo la inversión en México.
El aumento en los costos de producción será uno de los efectos más inmediatos. Industrias clave como la automotriz, la construcción y la manufactura de bienes electrónicos dependen de insumos importados como acero y aluminio, cuyo encarecimiento reducirá la competitividad de los productos mexicanos en EE.UU. Al mismo tiempo, los fabricantes estadounidenses también enfrentarán mayores costos al importar componentes de México, lo que afectará su rentabilidad y podría traducirse en despidos.
A medida que los costos de exportación aumenten, la demanda de productos mexicanos en EE.UU. podría disminuir, provocando el cierre de fábricas y reduciendo la actividad manufacturera. Analistas advierten que estas medidas podrían frenar el crecimiento económico de México e incluso llevar al país a una recesión. Goldman Sachs ha señalado que los aranceles también generarían inflación en EE.UU., afectando el consumo y desacelerando la economía de la región.
Además, la incertidumbre comercial desincentivará la inversión extranjera y local, lo que impactará directamente el empleo. A medida que las empresas trasladen el costo de los aranceles a los consumidores, los precios subirán, erosionando el poder adquisitivo de las familias mexicanas y alimentando la inflación.
El desempleo y la reducción salarial serán inevitables en los sectores más afectados, como el manufacturero y el de exportación. La pérdida de empleos y la precarización laboral aumentarán la pobreza y la desigualdad en México. En un escenario de crisis económica, el flujo migratorio hacia EE.UU. podría intensificarse, agravando el problema que las propias políticas arancelarias pretendían contener.
Impacto económico de las deportaciones masivas
Las deportaciones masivas de migrantes desde EE.UU. tendrían un profundo impacto en el mercado laboral y la estabilidad económica de ambos países. En México, el regreso de miles de migrantes incrementaría la oferta de mano de obra, pero la demanda de empleo no crecería al mismo ritmo, generando desempleo y presión a la baja sobre los salarios. Con una economía ya debilitada por la contracción en sectores productivos, las empresas mexicanas difícilmente podrían absorber a la nueva fuerza laboral.
Ante este escenario, algunas empresas podrían recurrir a mecanismos legales como los conflictos colectivos de naturaleza económica, que permiten la reducción de personal o incluso el cierre de operaciones en caso de crisis financiera.
En EE.UU., la salida masiva de migrantes impactaría sectores esenciales como agricultura, construcción y servicios, que dependen en gran medida de esta fuerza laboral. Se estima que si 1.3 millones de migrantes fueran deportados, el PIB de EE.UU. caería un 1%; si la cifra alcanzara los 8.3 millones, la contracción podría llegar al 8%, según datos de Natixis.
Otro efecto clave sería el aumento de la inflación. Con menos trabajadores en sectores estratégicos, los costos de producción subirían, encareciendo bienes y servicios. Este desbalance entre oferta y demanda de empleo podría generar una inflación acelerada, dificultando la estabilidad económica.
Además, la reducción de la población migrante en EE.UU. afectaría el flujo de remesas, una de las principales fuentes de ingresos para México. En 2024, el país recibió 64,745 millones de dólares en remesas, un monto récord con un crecimiento anual del 2.3%. Si estas transferencias disminuyen, millones de familias mexicanas verán mermados sus ingresos, afectando el consumo interno y profundizando la desigualdad.
La combinación de desempleo, caída en las remesas y precarización laboral podría aumentar la pobreza y la inseguridad en México, impulsando la informalidad y el crimen ante la falta de oportunidades económicas.
Desde la administración de Trump, se ha argumentado que las deportaciones liberarán empleos para ciudadanos estadounidenses y reducirán la carga sobre el sistema social. Sin embargo, la mayoría de los economistas advierten que estas medidas tendrán efectos negativos en ambas economías: la contracción de la fuerza laboral en EE.UU. afectará la productividad, generará inflación y podría aumentar el desempleo.
A largo plazo, el impacto económico de una política migratoria restrictiva podría ser aún más grave que el de los aranceles impuestos a las importaciones mexicanas, afectando no solo a México, sino también a EE.UU. en términos de crecimiento, costos y estabilidad económica.
Programas sociales para migrantes repatriados
Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernación, anunció la implementación del programa “México te abraza”, dirigido a garantizar la reincorporación de los connacionales repatriados a la vida productiva y social en México. Este programa tiene como objetivo brindar apoyo integral a los migrantes que regresan al país, asegurando su bienestar y facilitando su adaptación.
Como parte de este programa, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) afiliará a los repatriados y a sus familias, otorgándoles acceso a una serie de beneficios de seguridad social: enfermedades, maternidad, riesgos de trabajo, invalidez, retiro por cesantía en edad avanzada y vejez. También podrán acceder a prestaciones adicionales, como el servicio de guarderías para los niños.
Además, los migrantes se integrarán a los programas del Bienestar, con el objetivo de recibir diversos beneficios de asistencia social. Cada migrante repatriado recibirá la Tarjeta Bienestar Paisano, a través de la cual se les depositará un apoyo económico de dos mil pesos, destinado a cubrir sus necesidades inmediatas.
Por otro lado, en las ciudades fronterizas como Tijuana (Baja California) y Ciudad Juárez (Chihuahua), existen albergues temporales donde los migrantes deportados pueden recibir apoyo y orientación, ayudando a mitigar el impacto emocional y económico de su regreso a México.
T-MEC: Retos e Incertidumbre
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), en vigor desde julio de 2020, reemplazó al antiguo TLCAN y ha sido fundamental para fortalecer el comercio y la inversión en la región. Desde su implementación, las inversiones estadounidenses en el sector manufacturero mexicano han aumentado significativamente, gracias a factores como los costos laborales más bajos y la seguridad jurídica que ofrece el acuerdo.
Sin embargo, con el regreso de Trump a la presidencia, la renovación del T-MEC en 2026 se presenta como un reto e incertidumbre. El tratado establece una revisión obligatoria en su sexto aniversario. Si no se alcanza un acuerdo de extensión, el tratado seguiría vigente hasta 2036, pero sin una prórroga formal, se llevarían a cabo revisiones anuales, lo que generaría incertidumbre y podría desincentivar la inversión extranjera.
Trump podría usar las negociaciones para presionar en temas ajenos al comercio, como migración y el tráfico de fentanilo, lo que podría retrasar la renovación del tratado y comprometer la estabilidad del acuerdo. Aunque el T-MEC promueve el libre comercio, el tratado no impide que EE.UU. imponga aranceles por razones de seguridad nacional, lo que le ha permitido a Trump imponer tarifas bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962.
A pesar de que estas medidas no violan formalmente el tratado, su efecto proteccionista va en contra del espíritu del libre comercio, afectando la competitividad de las exportaciones mexicanas. Si Trump persiste en su enfoque, el futuro del T-MEC podría volverse aún más incierto, debilitando uno de los acuerdos comerciales más importantes de América del Norte.
Conclusión
La imposición de aranceles por parte de la administración de Donald Trump representa un desafío significativo para la relación comercial entre México y Estados Unidos, afectando tanto la estabilidad del T-MEC como la economía de ambos países. Las políticas proteccionistas y los aranceles impuestos reflejan una estrategia de presión política y económica que no reconoce la interdependencia comercial entre ambas naciones.
Aunque el aparente objetivo de estas medidas es proteger la industria estadounidense, así como controlar la migración y el tráfico de drogas, las consecuencias serán probablemente contraproducentes. Entre los efectos más destacables se encuentran el aumento de la inflación, la pérdida de empleos y las afectaciones en las cadenas de suministro de ambos países, lo que podría desestabilizar aún más las economías involucradas.
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