En la actualidad, es cada vez más común que aquellas personas que encabezan grupos empresariales de corte familiar detengan por un momento el intenso trabajo de cada día para reflexionar sobre la importancia de diseñar e implementar una adecuada planeación sucesoria que garantice, por una parte, la continuidad de su proyecto empresarial, y por la otra, la participación y el trabajo de las siguientes generaciones para lograr esa tan merecida continuidad.
Estas planeaciones involucran una gran cantidad de elementos que será importante conocer, valorar y entrelazar adecuadamente para una exitosa sucesión. Algunos de estos elementos son: el involucramiento o no de los miembros de la familia en la gestión de la empresa, la circunstancia personal y profesional de cada miembro de la familia, la edad, experiencia, escolaridad y desarrollo profesional de cada uno de ellos, la posibilidad de que la familia se extienda a parientes más allá de ascendientes o descendientes directos en línea recta, la preparación de los activos familiares o empresariales para una más eficiente distribución y gestión, la necesidad de un gobierno corporativo que incorpore las mejores prácticas con la participación de profesionales independientes, la distribución periódica de recursos a beneficiarios que sea consistente con la voluntad del fundador o fundadores, las fórmulas que fomenten y alienten el trabajo e involucramiento de las siguientes generaciones y eviten desinterés y conductas que puedan demeritar el valor de la empresa, los criterios para una prudente gestión de los negocios familiares, así como los mecanismos y estructuras legales que aseguren una mejor, rápida y eficiente distribución de activos y una mejor gestión de las empresas al fallecimiento de los fundadores y de las generaciones que los sucedan.
Con el apoyo de otros instrumentos legales como son testamentos, convenios familiares, convenios de accionistas, mandatos, poderes, donaciones, etc., el instrumento ideal para lograr integrar todos y cada uno de los elementos arriba mencionados, es el fideicomiso. El fideicomiso tiene la grandísima ventaja de ser un instrumento flexible que permite incorporar prácticamente todos los deseos del fundador o fundadores de una empresa familiar y facilita el poder regular con todo detalle cada una de muchísimas peculiaridades del grupo empresarial-familiar. Cada empresa y cada familia tienen sus características muy particulares que las hacen diferentes a todas las demás; por eso requieren de una figura legal, como es el fideicomiso, que pueda acomodarse a esas circunstancias, ajustarlas como “un traje a la medida”, y especialmente, dar la tranquilidad y seguridad al fundador o fundadores de que sus instrucciones serán ejecutadas por un tercero independiente para asegurar que sus deseos se cumplan de la mejor forma posible en beneficio de sus sucesores y del propio grupo empresarial.
En Acedo Santamarina contamos con probada experiencia en fideicomisos de planeación sucesoria para empresas familiares. También asesoramos a las familias en la planeación, documentación y ejecución de estructuras que aseguren el cumplimiento de los deseos de sus fundadores y el porvenir de las empresas, pero sobretodo, la protección de la familia y el cuidado de su futuro.